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Un entierro para alegrarnos la vida

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Portada del álbum

Al mejor estilo de “El Velorio” de Francisco Oller, la Orquesta El Macabeo buscó en su nueva producción discográfica, “El Entierro” (el entierro de la cabra Macabra, dicho sea de paso), encerrar en un evento fúnebre y triste, una obra de arte llena de realidad, alegría, y sobre todo relevancia.

Tras “Salsa Macabra”, un disco en que se sentía la energía y las ganas de unos músicos que se encontraron para descargar todas sus frustraciones musicales en un estilo nuevo de salsa/guaracha, entre otros muchos ritmos que se pueden encontrar en sus canciones, su más reciente producción refleja a un grupo de músicos igual de alegres, pero que ahora cuentan con toda la seriedad que requiere ser una orquesta tan talentosa como profesional.

De hecho, en una entrevista con El punto es… Luis de la Rosa, cantante de la orquesta, nos comenta al respecto “creo que a pesar de que nosotros no nos tomamos tan en serio, sí nos hemos tomado en serio el proyecto. El primer disco fue una apuesta a lo divino, fue como irse all-in sin saber qué significa eso. Las canciones del primer disco tienen un tono de cotidianidad y atrevimiento que no intentamos repetir en el segundo, las canciones de El Entierro tienen el propósito de demostrar que nuestro trabajo es serio y comprometido.”

Y sí que parece serio el compromiso de estos chamacos que buscan darle un nuevo giro a la música tropical, la que por las últimas décadas se había sostenido solo con el emergente reguetón y con un tipo de “popización” de cualquier otro ritmo.

Imágenes por Claudia Calderón, Lorraine Rodríguez y Virgilio Jackson

“Esto lo digo con mucha modestia, ocupamos un nicho que las orquestas de salsa convecionales abandonaron o que simplemente nunca le dieron importancia: nosotros no hacemos salsa para los cocolos de la mata, nosotros hacemos música para todo el mundo”, sentencia Luis al hablar sobre el crowd que recibe su música, actualmente compuesto mayormente de la comunidad joven, educada y hipster, por llamarle de una manera, pero que claramente tiene muchas posibilidades de expandirse.

El disco comienza con “El sueño”, un tema que funciona excelentemente como apertura a un disco o un show en vivo, tocada a ritmo de batería y no en clave de salsa (una rareza y proeza en estos ritmos), un tema atrevido musicalmente y un tanto dramático al unir el crecendo del ritmo, con una letra muy personal y que encierra el momento actual de algún miembro de la orquesta.

El segundo corte, “El alacrán”, lleva al teclado como protagonista, rememorando de alguna manera un rock setentoso pero sin perder ese nosequé que caracteriza las canciones de la orquesta. Y es que, al menos según el autor de estas líneas, las canciones de El Macabeo tienen algo que sin saber qué escuchas, puedes decir “eso suena al Macabeo”, lo que es algo muy bueno en estos tiempos de ritmos similares y artistas genéricos.

Sin embargo ellos, El Macabeo, no lo hacen intencionalmente, sino todo lo contrario. Al hablarle del hecho de que su primer disco, “Salsa Macabra”, contenía solo siete temas, y este último contiene ocho, le comentamos sobre si se consideraban “parabichos musicales”, a lo que contestaron en afirmativa: “Mira como es la cosa, las canciones del primer disco no se parecen entre ellas, el segundo disco no se parece al primero y las canciones de segundo disco no se parecen entre ellas. Si hiciéramos un disco ponle de 15 temas, la probabilidad de que las canciones se parezcan entre ellas sería mayor y estaríamos exponiéndonos a lograr una fórmula que es exactamente lo que estamos evitando. Creo que cuando uno consigue una fórmula para hacer música, el proceso se hace monótono y aburrido. Así que somos unos parabichos musicales” (filosofa Luis).

Moviéndonos por el disco vemos en “Fulana” un tema clásico salsero como Dios manda. Una historia de una persona cualquiera, un tema relevante a todos, y con un ritmo tradicional de salsa movido por una percusión endiablada. Por otro lado “La dieta” es posiblemente la canción en la que más rescatan la esencia de “Salsa Macabra”: divertida, irreverente y sin intenciones mayores.

Imágenes por Claudia Calderón, Lorraine Rodríguez y Virgilio Jackson

Luego tenemos posiblemente el tema cumbre de esta producción, el equivalente al “Supermercado” en “Salsa Macabra”: “Músico”. Aquí Bucho Beauchamp describe en un tema alegre las frustraciones y realidades de quienes escogen la música como una “carrera profesional”. Es además muy relevante por la situación personal de los músicos de la orquesta, quienes aunque profesionales y comprometidos, necesitan llevar a cabo otras tareas para sostenerse. Quisimos saber cuán cerca estaban los muchachos de llamarse “músicos” y esto fue lo que nos contestaron: “Ser músico es para los músicos y en la banda no todos somos músicos, creo que eso mismo es lo que nos permite tomarnos ciertas libertades. En la orquesta casi todos tenemos trabajos de los que te requieren tener ciertas responsabilidades como ponchar y rendirle informes a un supervisor. No creo que ahora mismo haya ninguno de los muchachos pensando que va a vivir de la orquesta, pero aquellos de nosotros que estamos acostumbrados a cobrar por guiso hemos podido aceptar que este proyecto es más que eso.”

Sucede que luego de dos discos y 15 temas memorables, estos 12 “rockeros con guille de salseros” se tienen que empezar a creer lo que son.

Luego llega “Cuto Medina”, otro tema que nos retrotrae al propósito original de la salsa, contar historias reales, tristes o alegres, pero todo en un escenario tan caliente y llevadero como el Caribe en que se creó el ritmo. La canción se siente muy personal, porque lo es. Luis de la Rosa nos cuenta que “Cuto es un tipo que se cansó de estar cansado, que se frustró de su frustración, pero que a pesar de él mismo y de su inhabilidad para aceptar el cambio, continuó adelante con la vida hasta que le llegó el momento de abandonarnos. Cuto es una parte de mi vida que alguna gente conoce y que trato de mantener al margen. Cuto de la misma forma es cualquier persona que siente que tiene la obligación de vivir cansado.” Pues, muy poco que añadir, todos somos o seremos Cuto Medina.

Finalmente llegamos a “Cogiendo pon”. En este tema Macabeo habla claro de su rol en el mundo de la música. Están aquí para hacer música rica, no para hacer rico a nadie. Ni siquiera a ellos. Lo que es en sí el compromiso original de un músico antes de que fuese un trabajo lucrativo y popular: usar la música para entretener, enseñar y marcar momentos de la historia. Qué bueno que en Puerto Rico queda gente con ese compromiso, y qué bueno que es tan sabroso como este entierro.

http://youtu.be/CCPIBP0xtIY

Para los que se queden con las ganas, pueden adquirir el disco en la Macatienda, o mejor aun, pueden presenciar en vivo todo esto de lo que hablamos en estas líneas el próximo sábado, 10 de diciembre en el Festival del Macabeo (no pun intended) en Trujillo Alto donde por segundo año consecutivo estarán amenizando con su música. El Macabeo los espera para que entierren sus percepciones de lo que es la salsa moderna.

Imágenes por Claudia Calderón, Lorraine Rodríguez y Virgilio Jackson


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